Disfrutando el uno del otro {Damon}

Hace mucho tiempo que era el que vivía en la casa de Damon, desde que... bueno yo misma había tenído problemas familiares, bueno si a eso se le podía llamar solo simple problemas, pero ya simplemente no era algo que me importaba, lo único que de verdad necesitaba a mi lado siempre era a quién tenía, y también el dueño de esa gran casa, que como buena persona me había dejado estar en la casa junto a él.

Era tarde, tipo... 9:00 p.m, y no tenía ganas de comer ni nada, estaba buscando a Damon desde hace mucho rato. Andaba solo con una bata de dormir, a pesar de que aún no me iba ir a dormir aún, así que subí en busca de Damon a su propia habitación. Al llegar olí un olor particular, el cuál supe casi al instante que se trataba de él mismo, por lo cuál me iba a dar vuelta, pero sentí rápidamente que me empujaban en contra de la cama.

Parecía raro, pero eso no me molestaba en lo más mínimo, sentía por Damon algo que nunca ningún, pero ningún otro chico me había echo sentir... el era único y yo me sentía única a su lado, por que era precisamente eso que me hacía sentir. Caí a la cama, y con la mano tiré de la persona que me había tirado a la cama, y con la luz de la luna, dislumbré el rostro tan hermoso de Damon.

Cuando Damon me habló, sonreí de una forma que de seguro lo debí haber dejado loco, así que cuando sentí como me abría la bata, sabía que era lo que venía a continuación, y la realidad era que me encantaba más que nada en este mundo. El me volvía loca y me exitaba a una forma que era insospechable.

- Pues, de la misma forma en que tú... me vuelves tan loca, me volví una promiscua por ti y me encanta. - Susurré exitadamente en su oído sin más para besarlo tan apasionadamente que lo dejé casi sin respiración. A continuación, abrí mis piernas para pasarlas alrededor de su cintura haciendo que se acercara a mí rápidamente. Estaba mojado, y por alguna extraña razón eso me hacía sentir más a 100 % que nada.

Así que cuando por fín sentí en roce de su miembro en mi entrada, no tuve que esperar nada para sentir su miembro entrar de una, tan fuerte en mí , pero no como siempre, si no que esta vez era una brutalidad mucho mayor, pero me encantaba, parecía masoquista, pero lo que más me gustaba de todo; era sentir su miembro erecto en mi cuerpo, penetrarme con fuerza absoluta, propia de Damon Salvatore, y así lo sentí en este momento, por lo cuál arquee mis espalda debido a lo rápido que entró.

Sus manos masajeando mis senos, su lengua recorriendo mi boca de una forma en que nunca lo había echo antes, y su miembro moviéndose lo más rápido que podía dentro mío, y yo explotando de placer de a poco. Puse mis manos en sus manos, que estaban en mis senos para moverlos a medida que nosotros nos movíamos debido a que estabamos teniendo sexo, osea frenéticamente.

Sentía mi espalda rozar las sábanas una y otra vez a medida que el me intentaba introducir más salvajemente que nunca, que me hacía querer cada vez más de ese dolor que solo él me provocaba tanto.

Mis piernas se acomodaron más fácilmente a su cintura debido a que estabamos muy pero muy unidos por nuestros miembros, pero aún debido a su profundidad y todo, necesitaba el máximo placer que era que el tocara mi fondo, por lo cuál nos movíamos tan rápido para lograrlo.

Cada embestida de ahora se estaba cargando para hacerse más y más profunda. A medida que nos movíamos, sus manos recorrían con mayor énfasis mis senos, y su lengua recorría mi boca. Juguetée con nuestras lenguas un largo rato, hasta que sentí que me mordía el labio, y como tocaba mi fondo.

Apreté mis manos sobre las suyas debido a lo placentero y al dolor que sentía al mismo tiempo, intentaba retener un gemido, pero cada vez que se devolvía para volver a tocar mi fondo, se me hacía mas y más difícil. Cuando gimió en mi boca, mordí su labio, sin querer, haciendolo sangrar. - Más, Damon... más. - Susurré entrecortadamente debido a que me costaba contener el gemido.

A continuación sentí que nos movíamos disminuyendo la velocidad, pero cada vez que me tocaba en el fondo con su largo miembro, me hacia explotar, y cuando sentí su miembro en el lugar que nunca antes me han introducido antes, pues de todos, el era el que tenia el miembro más ancho y más largo por lo cuál cada vez que teníamos sexo, era tan doloroso y tan placentero. Pero en este momento como que me partió con aquella embestida, y no resistí el dolor que eso me provocó, por lo cuál arquee mi espalda, dejando mis senos cerca de su rostro, haciendo que nos separaramos del beso, para lanzar un gemido tan exitado y tan lleno de emociones calientes al aire.

Lamió mi seno y fue algo que me calentó a límites insospechados definitivamente. Pero a continuación cambiamos la posición en la que nos encontrábamos, poniéndonos de lado acostados en la cama, el llevó su mano a mi seno nuevamente y yo ladee la cabeza, para poder morder su lóbulo de la oreja a medida que el me embestía por detrás.

A pesar de todo, por atrás y más con su miembro tan erecto y tan largo, me era muy difícil contenerme al dolor y a el placer, por lo cuál cuando sentí su miembro entrar en mi ano, gemí en su oído sin compasión alguna, pues sabía cuanto podía exitarlo eso. Como me encontraba comencé a mover mi trasero en forma circular, para que su miembro adentro mío se moviera de esa forma.

Sabía cuanto lo calentaba tener mi trasero en todo su miembro, pero era algo que me encantaba por lo cuál no dejé de hacerlo, y a medida que más intentaba profundizarme, más lo ayudaba y más lo exitaba mordiéndo su lóbulo. Quería que esta vez, haciendo el amor, quedáramos agotados hasta niveles máximos, que no pudieramos mover ni un solo músculo debido a lo fuerte que sería esta vez, esta vez sería distinta, la más salvaje y la más caliente de todas.

Seguimos un largo rato así haciendonos el amor de la forma más salvaje el uno al otro, y sabía de sobra que no pararía, me encantaba que él me hiciera el sexo de forma tan salvaje, era el único que me podía exitar a tal modo. Sentía que era momento de cambiar posición, no lo sabía porqué pero era como un deseo hacer todo el kamasutra con él y estaba segura que esta noche lo lograríamos.

Me separé de él haciendo que nuestros miembros se separaran unos momentos haciendo que bajara de la cama en que nos encontrabamos y nos fueramos a un rincón pegandolo yo a él a la pared. - Haz de mí lo que quieras... - Susurré y como lo tenía contra la pared con su miembro erecto, bajé mis manos al suelo, hasta tocar el suelo con mis manos y mis caderas hacia arriba inclinadas hacia su miembro, haciendo que me penetrara nuevamente por detrás sin ninguna complicación. Mi ano estaba como acostumbrándose a su miembro a la anchura y a lo largo de su miembro.

Sentí su primera descarga de semen y no pude evitar gemir un momento, mientras sentía su movimiento contra mis caderas, con la ayuda de sus manos en estas mismas, empujándo su miembro contra mí, como si quisiera hacerme estallar, y de verdad de definitiva... lo iba a lograr. Él lo iba a lograr y yo lo iba a lograr con él.

Todo indicaba que se pasaría las horas y horas follando, dado que todas las veces que había tenido sexo con él, habíamos durado arto y nunca había sido tan intenso, a pesar de lo mucho que nos deseábamos el uno al otro. Esta vez era una vez tan salvaje como lo era él.

Como estaba, con mis manos en el suelo, comencé a moverme nuevamente circularmente, empujando mi ano contra su miembro de forma circular, o como fuera, para exitarlo, de arriba a abajo movía mi cuerpo, mi ano y junto con ello su miembro. Sentí que había echo una embestida ultra fuerte la que me hizo gemir, pero de algo parecido a placer, dolor y todo lo que se podía con semejante miembro dentro de una.

Estaba ya completamente excitada debido a todo lo que estabamos haciendo. Su miembro dolía, de verdad dolía al friccionarse contra mis paredes vaginales, pero ¿Qué importaba comparado con todo el placer que me provocaba? Era sobrehumano, es la única verdad. Lo que deseaba era que me tomara de cualquier forma y me hiciera mierda de tanto que me doliera, que con suerte podría levantarme. Creo que eso era lo que se veía venir.

A continuación me separó y me dió vuelta, para logar besarme con ímpetú y todo el placer posible. Y obviamente se lo respondí sin evitar absolutamente nada. A continuación me tumbó sobre la cama y puso mis piernas sobre sus hombros y sonreí mientras me volvía a penetrar de una, tan fuerte como nunca, llegando hasta el fondo, pues no era difícil dado que su miembro estába húmedo. Al siguiente momento nos volvimos a besar y comenzé a moverme para que pudiera rebotar con su miembro y hacer que él tocara una y otra vez mi fondo, y en esa postura era mucho más fácil. Gemí, una, y otra y otra vez al momento en que tocaba mi fondo, pues el dolor era insoportable, pero no era nada comparado con el placer. Puse mis manos en su trasero, aferrándome a él y tirandolo en contra de mi vagina para poder hacer que me introdugiera más profundo.

Se me hacía delirar con todo ese placer doloroso que me provocaba, pero nada podía hacer para evitarlo, pues el dolor no superaba a la exitación que me producía Damon Salvatore. Al momento parecía que algo se le había ocurrido, y así fue... Me embistió con fuerza y se quedó así, dentro mío, sin moverse.

Gemí a momentos pues me dolía esa posición pero no iba a dejar que se separara. Puse mis manos en su trasero para acercarlo más a mí y evitando que se lograra separar en algún momento. - Toma todo de .... mí, hazme el.... amor como .... nadie ....me lo ha echo... - Susurré entre gemidos que realizaba en sus labios, pues no podía hablar de corrido. Como estaba adentro mío se movía circularmente y yo lo imitaba para que nuestro placer fuera mutuo, y la verdad que lo estaba siendo. A continuación se me hizo tan doloroso que no lo aguanté e hice que saliera de adentro mío. Mis paredes vaginales querían más, pero necesitaban un breve descanzo que sabía que no duraría nada, con lo exitada que estaba. Me giré estirandolo en la cama, y a continuación me puse arriba de él pero al revez. O sea, con mi sexo cerca de su rostro, y mi boca cerca de su miembro. A continuación con mi boca agarré su miembro y comencé a chupar su extención lentamente sin detenerme.

Gemí aun con mi boca en su miembro, al sentir como chupaba mi sexo. Era algo totalmente exitante, pero que no me separaría ni por nada de él, nada de el mundo. Lentamente fuí chupando su extención de forma lenta para hacer que su placer explotara, y sentí su gemido de una vez que me ponía a 100.

A continuación decidí ser más cruél tal vez pero para darle más placer a él. Mordí su miembro con mis dientes, y pasé mis dientes desde sus testículos hasta la cabeza de su pene, haciéndolo vibrar, y hasta yo misma lo noté como lo exitaba, como eso lo volvía loco, más de lo que nunca de lo que le había echo lo sacaba de sus casillas.

Seguí con lo que estaba haciendo, y no paraba, quería hacerlo explotar de la exitación para que él tomara 'venganza' y me hiciera explotar a mí también.

Cuando se separó de mi vagina sonreí al escuchar su gemido, y a continuación sentí su líquido fluír en mi boca, y no era asqueroso ni nada parecido, era el placer máximo sin duda. Lo siguiente fué que me puso en cuatro, y se tiró sobre mi espalda para penetrarme. Al principio creí que me penetraría por detrás, pero fué por delante.

Gemí cuando sentí sus testículos chocar contra mi ano, pues pareciera que esto era más que intenso y así era. Mi respiración se entre cortó pues iba hacia delante y hacia atrás de la cama, junto con su miembro, pues no se separaba y me volvía a penetrar. Si no que al principio se quedó dentro mío moviéndose circularmente haciendo que me exitara hasta niveles insospechados.

Agarré la cama con mis manos, cerrándolas en un puño debido a los movimientos que juntos realizabamos al unisóno. A continuación me moví hacia adelante para sacar su miembro de mí y hacer que entrara y saliera por delante, una y otra vez, ayudándome con mis manos y mis caderas a empujar.

Sus testículos golpeaban con brutalidad mi cuerpo, pero eso me impulsaba a querer moverme con mayor rapídez para provocar que nuestros niveles de sexo se alzaran a niveles insospechados igual que nuestra excitación y nuestro calentamiento. Pero ¿hablar de separarse y dejar de follarnos el uno al otro? Ni hablar.

Hice un fuerte movimiento que hizo que sus testículos golpearan más fuerte contra mí, y su miembro me penetrara en lo más profundo de todo. Y a continuación me moví y quedé de frente a él acercandome para poder besarlo con gran ímpetu sin separarme apoyando mis codos en la cama atrayéndolo hacia mí, con nuestros miembros rozando.

Y lo siguiente fué que me estiré en la cama, con él encima mío, nuestros miembros al igual que nosotros mismos jugaban a calentarse, pues aún su miembro no entraba en mi abertura, si no que pasaba por ahí pero no entraba como si quisieramos hacernos sufrir antes.

Seguímos un ratito con el juegito de seducir, de exitar y todo, hasta que, comenzamos a besarnos pasionalmente y el juego no aguantó. El se echó hacia atrás para provocar una embestida durísima. Y así fue. Como estaba besandolo y mi lengua se entretenía con él ahogé un gran gemido en su boca, un gemido de seguro si hubiera salido hubiera sonado por toda la casa.

A continuación llevé mis manos a sus caderas impulsandolas hacía mi vagina para que aquella penetración fuera más salvaje que las otras, que me golpeara mi fondo una y otra y otra y otra y otra vez.

Mi sexo se estaba amoldando a su miembro, a la entrada y salida de este, a la fuerza sobrenatural que dos demonios tenían al hacer el amor. Este sexo salvaje que podían tener dos demonios que se calentaban a máximos niveles con el otro. Con mis manos impulsé más fuerte sus caderas en contra de las mías.